¿No es maravilloso poder consumir verduras frescas, sabrosas y llenas de nutrientes? Y todavía más si fueron cultivadas por nuestras propias manos. Gabriela Escrivá nos da las pautas básicas para diseñar y cuidar una huerta pequeña, en casa o en la escuela, con la participación y el compromiso de los chicos.
En cada huerta orgánica está presente la cultura, la ciencia, la historia y la gastronomía que identifica a cada pueblo: no hay dos huertas idénticas. En una terraza, un balcón o un patio, la autora nos invita a iniciar nuestro propio camino.